En la actualidad, la infraestructura para la recarga de vehículos eléctricos en Europa está creciendo, pero no al ritmo necesario para cumplir con los ambiciosos objetivos de la Comisión Europea.
La Unión Europea dispone de unos 910.000 puntos de carga operativos, una cifra que puede parecer elevada, pero que sólo representa un 26 % del objetivo de 3,5 millones para 2030 establecido por la Comisión.
Este desfase no solo se debe a la cantidad de cargadores, sino también a otros factores críticos: cómo están distribuidos por todo el territorio, la potencia de cada estación (muchas instalaciones son lentas) y la fiabilidad.
La transición hacia una movilidad eléctrica plena exige precisamente no solo más postes, sino de mayor calidad.

Objetivos europeos para 2030: ¿se están cumpliendo?
Las metas fijadas por la Comisión Europea para 2030 son muy ambiciosas. Se espera que haya 3,5 millones de puntos de recarga pública en toda la UE para entonces.
Sin embargo, los datos más recientes muestran que a este paso no se alcanzarán.
Según Motointegrator, si Europa continúa construyendo unos 150.000 puntos al año, para 2030 llegaría solo a 1,7 millones, lo que dejaría un déficit de casi 2,5 millones de estaciones.
Por otro lado, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) va más allá y cifra las necesidades reales en 8,8 millones de puntos para 2030, basándose en el ritmo de adopción del vehículo eléctrico.
Alcanzar ese nivel requeriría instalar alrededor de 1,2 millones de cargadores al año, lo que multiplica por ocho la tasa actual de instalación.
Además, el reciente Barómetro de Electromovilidad de ANFAC ofrece una visión más local centrada en España, pero útil para entender cómo puede ir el conjunto europeo.
En el segundo trimestre de 2025, la red pública española creció un 3 %, llegando a 47.892 puntos, aunque más de 13.700 estaban instalados, pero no operativos.
Este retraso operacional también dificulta alcanzar las metas propuestas.
Zonas con menos puntos de carga
La distribución geográfica de los puntos de recarga en Europa es profundamente desigual. No todos los países ni todas las zonas tienen acceso equivalente a esos enchufes.
Motointegrator señala que la red crece a “dos velocidades”: mientras que algunas naciones como los Países Bajos ya cuentan con más de 665 puntos por cada 100.000 habitantes, otros países están mucho más rezagados.
Esta disparidad también se percibe entre zonas urbanas y rurales. Las grandes ciudades tienden a concentrar los puntos, mientras que en carreteras secundarias o zonas menos pobladas puede haber trayectos largos sin un solo cargador disponible.
Además, las barreras administrativas como los permisos para instalar estaciones y la conexión a la red eléctrica retrasan el despliegue donde más se necesitan.
Puntos de carga rápidos en Europa
Los puntos de carga rápidos, también llamados fast chargers, son estaciones con alta potencia (por ejemplo, de 50 kW o más) que permiten recuperar una parte significativa de la batería en minutos, en lugar de horas.
Esto es fundamental para que la recarga en carretera sea ágil y práctica.
La Comisión Europea, a través del Reglamento AFIR (Infraestructura para Combustibles Alternativos), exige que haya cargadores de alta potencia cada 60 km en la red de corredores prioritarios.
Pero según los expertos, el despliegue real está por detrás de estas obligaciones y faltan suficientes cargadores rápidos para cubrir de forma densa y fiable la red europea.
Este déficit de potencia tiene consecuencias prácticas: muchos conductores se enfrentan a tiempos de espera largos, colas o simplemente la falta de estaciones en rutas clave.
Además, aunque algunas empresas e inversores ya están apostando por redes rápidas (incluso ultrarrápidas), los incentivos y la regulación no siempre están alineados con la urgencia de desplegar estas infraestructuras de manera sistemática.
Conclusión
En síntesis, Europa ha avanzado en despliegue de puntos de recarga para vehículos eléctricos, pero aún está lejos de cumplir los objetivos planteados por la Comisión para 2030.
No es solo una cuestión de volumen: la distribución desigual, la falta de potencia en muchos cargadores y la baja operatividad de algunos postes complican el escenario.
Para cerrar la brecha, será imprescindible acelerar las autorizaciones, reforzar las conexiones eléctricas, priorizar la instalación de cargadores rápidos y garantizar que los nuevos puntos estén operativos y sean accesibles para todos.
De lo contrario, la ambición de una movilidad eléctrica verdaderamente masiva podría estancarse antes de tiempo.
En este sentido, el desarrollo de una red más robusta, rápida y fácil de usar (por ejemplo, con “enchufar y pagar” o pago con tarjeta) no solo responde a un objetivo técnico, sino que podría ser un impulsor clave para que más personas se animen a elegir el coche eléctrico.
Fuentes:
Motorintegrator - Europa 2030: faltan 2,5 millones de puntos de carga (74%)
ANFAC - Barómetro de Electromovilidad
Energynews – Europa 2030: Faltan punto de carga para coches eléctricos
Euronews - Coche eléctrico: ¿La mejora de la red de recarga podría aumentar la demanda?
